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Glifosato, el herbicida que también mata a los anfibios

4 febrero 2012 Sin Comentarios

FUENTE: Diario Vasco

El glifosato es uno de los herbicidas más utilizados en agricultura y jardinería. Su éxito de ventas radica en que cumple su cometido sin distinción: mata todo tipo de plantas. Es tremendamente eficaz, por ejemplo, para eliminar las llamadas especies invasoras. También se fumiga para limpiar de malas hierbas cunetas y arroyos. El problema es que el potente veneno mata algo más que las plantas, con peligrosas consecuencias para el ecosistema.

Las sospechas de que este producto químico podía estar detrás de la merma de población de ciertas especies, como los anfibios, han dejado de serlo para convertirse en certezas. El departamento de herpetología de la Sociedad de Ciencias Aranzadi presentó ayer los primeros resultados de una investigación iniciada hace tres años: «El glifosato, incluso en dosis menores a las recomendadas en los prospectos por los fabricantes, produce una mortalidad absoluta en las diez especies estudiadas». Y cuando no son letales, causan deformaciones genéticas y malformaciones embrionarias. Se trata de la primera investigación que analiza los efectos del glifosato en especies europeas, porque hasta la fecha solo se habían estudiado en el continente americano, con conclusiones similares a las obtenidas ahora por Aranzadi, subrayaron Xabier Rubio, Carlos Cabido y Ion Garin, parte del equipo de la sección de herpetología.

La controversia sobre la toxicidad en los seres humanos y en el ecosistema ha rodeado a este producto químico desde que en los años sesenta lo pantentó la empresa Monsanto. La Agencia de Protección Ambiental y la Organización Mundial de la Salud clasificaron los herbicidas con glifosato como «levemente tóxicos para humanos», indicaron ayer durante la presentación del estudio en Donostia. Sin embargo, añadieron, recientes estudios han puesto en solfa esta conclusión y advierten de que «podría afectar al desarrollo embrionario, causando malformaciones, abortos o cáncer». «De lo que no cabe ninguna duda es de sus efectos perjudiciales para los ecosistemas», apuntó Carlos Cabido.

Concienciación con el sector

Para llegar a esa conclusión, Aranzadi ha analizado durante tres años el comportamiento de diez especies, entre ellas algunas en peligro de extinción como la ranita meriodional, y otras cuyo estado se cataloga de «vulnerable», como el sapo corredor y la rana ágil, para los que la sociedad científica reclama una mayor protección. La incidencia del herbicida en la supervivencia de estas especies es evidente, según los datos presentados. «Las dosis recomendadas por los distintos fabricantes superan ampliamente las concentraciones toleradas por las especies europeas de anfibios analizadas», destacaron.

Aranzadi, que continúa con la investigación, ha contactado con sindicatos agrarios y también con la Diputación para sensibilizar sobre la necesidad de un uso controlado del producto y ha pedido que se prohíba en zonas de alto valor ecológico como los humedales. «Los anfibios nos sirven de alerta sobre los efectos en el biosistema al que también pertenece el ser humano», advirtieron para la reflexión.

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