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Las alternativas al bisfenol A podrían no ser seguras

23 febrero 2018 Sin Comentarios

Se acaba de publicar en la revista PLOS ONE un artículo sobre los efectos tóxicos del bisfenol S (BPS), una sustancia química que se viene empleando industrialmente en los últimos años como sustituto del bisfenol A (BPA), especialmente en materiales en contacto con alimentos y en papeles térmicos. El trabajo ha sido llevado a cabo por los investigadores Óscar Herrero, Mónica Aquilino y Rosario Planelló, del Grupo de Biología y Toxicología Ambiental de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), en colaboración con Paloma Sánchez Argüello, del Laboratorio de Ecotoxicología del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA).

El BPA es un químico ampliamente utilizado desde los años 60 en la fabricación de plásticos (p.ej. vajillas y botellas de plástico reutilizables, equipamientos deportivos, CD y DVD), resinas epoxi (usadas para revestir el interior de tuberías de agua y de latas de alimentos y bebidas) y papel térmico (como el usado en datáfonos, TPV, cajeros automáticos, etc.). También se utiliza en la fabricación de resinas de poliéster, polisulfona y poliacrilato y de retardadores de llama. Su amplio uso industrial a nivel mundial ha convertido al BPA en un contaminante ubicuo, presente en todo tipo de ambientes. En humanos, la principal exposición a esta sustancia es a través de la dieta, por migración de BPA desde materiales que están en contacto con alimentos.

Papel térmico empleado en los tiques de compra, una de las principales fuentes de exposición a bisfenoles | Plastic Pollution Coalition

Son muy numerosos los trabajos científicos en los que se han evaluado los efectos tóxicos del BPA en modelos in vivo e in vitro, especialmente en lo concerniente a su demostrada capacidad de alterar el sistema endocrino en animales. Entre los órganos afectados identificados en los ensayos con administración repetida en la dieta de animales figuran el intestino, el hígado y los riñones, aunque los efectos más preocupantes han sido los relacionados con la actividad hormonal del BPA y los efectos potencialmente conexos con el desarrollo físico, neurológico y conductual1. La variabilidad que presentan los resultados de las investigaciones, tanto en lo que respecta a la naturaleza de los efectos observados como a las dosis en que dichos efectos ocurren, ha suscitado controversia sobre la seguridad del BPA, no solo entre los científicos, sino también en los medios de comunicación, los parlamentos nacionales y la opinión pública en general.

Estructura química del BPS, un análogo del BPA con un grupo sulfona entre dos anillos bencénicos | WikipediaLa Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) emitió en 2015 un exhaustivo informe2 en el que concluía que el BPA no supone un riesgo para la salud, ni siquiera en niños o ancianos, en base a los niveles de exposición descritos y la ingesta diaria tolerable (TDI). Sin embargo, lo cierto es que en los últimos años distintas regulaciones internacionales han prohibido o limitado su uso en una variedad de productos, como por ejemplo biberones y materiales en contacto con alimentos3, papel térmico4 o juguetes infantiles5. Además, en enero de este año la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA) actualizó el registro del BPA en la lista de sustancias que suscitan una gran preocupación6. En la actualidad, el BPA es considerado una sustancia tóxica para la reproducción en humanos y capaz de provocar alteraciones endocrinas y efectos adversos tanto en humanos como en el medio ambiente.

Estas restricciones al empleo de BPA, junto con la incertidumbre sobre su seguridad, ha hecho que en los últimos años la industria haya buscado para sus productos distintas sustancias alternativas que, conservando las propiedades del compuesto, no cuenten con sus limitaciones de uso. Así, entre los consumidores se encuentran ahora mismo productos que cuentan en su formulación con bisfenol S, F, AP o Z, entre otros. Frecuentemente, los productos que contienen estas alternativas en su composición son etiquetados como «libre de BPA», buscando quizás atraer al consumidor que, concienciado con los riesgos asociados a la exposición al BPA, busca alternativas más saludables. Desafortunadamente, todavía resultan muy insuficientes los estudios toxicológicos llevados a cabo con estas nuevas sustancias, por lo que hasta la fecha existe un notable desconocimiento de sus efectos adversos sobre la salud humana y ambiental.

Macho adulto del mosquito Chironomus riparius , una especie muy utilizada en estudios de Toxicología ambiental |Wikipedia

En el trabajo publicado en PLOS se han evaluado los efectos del BPS sobre la actividad transcripcional de catorce genes, relacionados con la ruta hormonal de la ecdisona (que juega un papel crucial en el desarrollo y la metamorfosis de insectos), los mecanismos de estrés celular y biotransformación (encargados de desarrollar respuestas adaptativas del organismo ante la exposición a tóxicos) y la biogénesis ribosómica (esencial para la síntesis de proteínas y el mantenimiento de la homeostasis). Se emplearon para ello larvas del mosquito Chironomus riparius, una especie ampliamente utilizada a nivel internacional en estudios de Toxicología ambiental, de gran relevancia a nivel ecológico por representar una parte importante de la base de la cadena trófica, especialmente en ecosistemas acuáticos. Los investigadores evaluaron un rango de concentraciones en el que las dosis más bajas de BPS se correspondían con dosis detectadas en escenarios de exposición reales.

Larvas de cuarto estadio de C. riparius empleadas en la valoración de los efectos tóxicos del BPS | Grupo de Biología y Toxicología Ambiental UNED

Los resultados, obtenidos por primera vez en invertebrados, han servido para demostrar que el BPS es capaz de alterar, incluso a las concentraciones más bajas analizadas, la actividad transcripcional de genes relacionados con rutas metabólicas y hormonales de gran importancia en el desarrollo y la supervivencia de estos organismos. De entre todos las alteraciones detectadas, quizás sean las de los genes de la ruta hormonal de la ecdisona las que puedan resultar más relevantes, dado que demuestran la capacidad del compuesto de actuar como un disruptor endocrino, o alterador hormonal. Aunque en este trabajo se han llevado a cabo exposiciones de corta duración (24 horas) y sólo se han valorado efectos moleculares, los resultados pueden servir para arrojar luz en trabajos futuros en los que se valoren parámetros fisiológicos o relacionados con el ciclo de vida de estos organismos (desarrollo, reproducción, fertilidad, etc.), que en última instancia puedan afectar a la salud de sus poblaciones y condicionar el equilibrio de los ecosistemas.

Por otro lado, en cuanto a los riesgos para la salud humana y ambiental derivados de la exposición al BPS, todavía son necesarios más estudios para determinar sus efectos a distintos niveles y su modo de acción en diferentes especies. Sin embargo, dadas sus similitudes estructurales con el BPA, que para este último se han descrito efectos parecidos en experimentos similares, y que, además, son bien conocidos otros muchos numerosos efectos tóxicos del BPA, cuando menos habría que tomar con cautela el uso de estas sustancias químicas alternativas.

1 OMS (2009) BISFENOL A (BPA) – Estado actual de los conocimientos y medidas futuras de la OMS y la FAO. Nota informativa de INFOSAN No. 5/2009. Organización Mundial de la Salud.

2 EFSA (2015) Scientific Opinion on the risks to public health related to the presence of bisphenol A (BPA) in foodstuffs: Executive summary. EFSA Journal 2015;13(1):3978. DOI: 10.2903/j.efsa.2015.3978.

3 Reglamento (UE) 2018/213 de la Comisión, de 12 de febrero de 2018, sobre el uso de bisfenol A en los barnices y revestimientos destinados a entrar en contacto con los alimentos y por el que se modifica el Reglamento (UE) n.° 10/2011 por lo que respecta al uso de dicha sustancia en materiales plásticos en contacto con los alimentos.

4 Reglamento (UE) 2016/2235 de la Comisión, de 12 de diciembre de 2016, que modifica, por lo que respecta al bisfenol A, el anexo XVII del Reglamento (CE) n.° 1907/2006 del Parlamento Europeo y del Consejo, relativo al registro, la evaluación, la autorización y la restricción de las sustancias y mezclas químicas (REACH).

5 Directiva (UE) 2017/898 de la Comisión, de 24 de mayo de 2017, por la que se modifica, con el fin de adoptar valores límite específicos para determinados productos químicos utilizados en los juguetes, el apéndice C del anexo II de la Directiva 2009/48/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, sobre la seguridad de los juguetes, en lo que respecta al bisfenol A.

6 ECHA (2018) Seven new substances added to the Candidate List, entry for bisphenol-A updated. European Chemicals Agency [en línea] disponible en https://echa.europa.eu/es/-/seven-new-substances-added-to-the-candidate-list-entry-for-bisphenol-a-updated-to-reflect-its-endocrine-disrupting-properties-for-the-environment.

Referencia bibliográfica
Herrero O, Aquilino M, Sánchez-Argüello P, Planelló R (2018) The BPA-substitute bisphenol S alters the transcription of genes related to endocrine, stress response and biotransformation pathways in the aquatic midge Chironomus riparius (Diptera, Chironomidae). PLoS ONE 13(2):e0193387. doi: 10.1371/journal.pone.0193387.