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Arde Madagascar

1 marzo 2010 Sin Comentarios

FUENTE: El País

El panorama de este paraíso único es desolador. Ha perdido ya dos tercios de sus bosques. Y la deforestación continúa. Cada año llueve menos y hace más calor. La ayuda internacional se ha suspendido.

Madagascar, la cuarta isla más grande del mundo, inició su desgaje del continente africano hace unos 160 millones de años, 60 de los cuales permaneció en total aislamiento. De ahí su enorme diferencia y especialización en fauna y flora. Contiene el 5% de los seres vivos del mundo, la mayoría endémicos. Pero en sólo 2.000 años que el hombre lleva en la isla, más de dos tercios de sus bosques (tropicales, pero también semidesérticos) han de¬¬saparecido, la mayoría desde los años cincuenta. Un endemismo acusado y una rápida y basta degradación del medio ambiente amenazan con convertir a Madagascar de panacea biológica en líder en exterminio de especies irrecuperables.

El cambio climático, de terribles consecuencias para sistemas de equilibrio delicado como el de la isla, se presenta como uno de los factores clave en la amenaza a la biodiversidad malgache, seres humanos incluidos. A todo ello se suma la inestabilidad política desde que el presidente electo Marc Ravalomanana fuera depuesto por el ejército: la parálisis gubernamental contribuye a la tala ilegal de más árboles, al saqueo de los escasos espacios protegidos.

Un total de 68 especies de lémures, la mitad de los camaleones del planeta, 4.000 diferentes polillas, 1.000 orquídeas, 6 clases diferentes de baobabs, 170 palmeras y la fossa (carnívoro descrito como medio perro-medio gato). Éstos son algunos de los ejemplos de animales y vegetación exclusivos de Madagascar, un laboratorio ideal para estudios evolutivos.

Un camaleón
Foto: Juan Carlos Muñoz

La mayoría de los malgaches viven del campo o del ganado y la presión sobre la tierra es extrema. Prácticas agrarias tradicionales como la quema de bosques para el crecimiento de pastos para los cebús -animal venerado- y las enormes plantaciones coloniales explican en parte la deforestación de la isla. La madera es la principal fuente de energía de las poblaciones, y el negocio del carbón es una salida para muchas familias pobres (el 70% de los habitantes de la vive con menos de dos dólares al día). A esto se suma la conversión de manglares y zonas húmedas en cultivos de arroz.

Con cerca del 90% de sus áreas naturales ya perdidas, el ritmo de deforestación se estima en 200.000 hectáreas anuales, «el 10% cada diez años», explica Niall O’Connor, representante en la isla de WWF. Si bien el ritmo se ha ralentizado, sólo un 3% de los espacios naturales está protegido, una cifra que el presidente depuesto Marc Ravalomanana había prometido triplicar para llegar a los seis millones de hectáreas en 2012. El Plan de Acción para Madagascar situaba la conservación como tercera prioridad del Gobierno, algo ahora en suspenso por la intervención militar de marzo pasado que llevó al alcalde de Antananarivo, Andry Rajoelina, al poder. No reconocido por la comunidad internacional, ésta ha suspendido las ayudas al país (el 40% del presupuesto nacional), a excepción de las únicamente humanitarias. Las sanciones incluyen la financiación de programas medioambientales.

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